viernes, 2 de septiembre de 2011

LA MAGIA DE LA BÚSQUEDA

 

Cuando estamos en la búsqueda de algo, tropezamos emocionados en el camino con cosas inesperadas que de alguna manera, sirven a los propósitos de lo que buscamos. Esos encuentros fortuitos con las cosas de la vida obedecen a la magia de un instante inolvidable y a la búsqueda incansable de objetos invisibles. Los abuelos, con el tino de la sabiduría del tiempo, dicen todavía que “quien busca encuentra.” Sólo ahora y solo hoy somos capaces de comprender lo mágico de esta sentencia, su simplicidad, pero también su compleja relación con la profundidad del camino.

                                                 

El encuentro con esas cosas aparentemente fortuitas y perdidas en la imaginación de un cajón o un closet, tiene relación con la voluntad y la paciencia de un sujeto prendido del misterio y del prurito de la búsqueda; individuo obsesivo y sabio que sabe que en el camino de la búsqueda están los premios y la excitación de la vida.

La búsqueda funciona con el acto mágico del encuentro, con esa posibilidad maravillosa del descubrimiento no intencional, o con el contacto directo con ese algo sustancial que aparece ante nuestros ojos fascinados y que nos obliga a exclamar: ¡Ah, pero esto también me sirve!

En esa búsqueda de todos los días, tropezamos con algo inusual, con un poema, o un artículo de prensa olvidado, o un libro perdido en la memoria de la biblioteca, mientras las circunstancias, los duendes y las cosas se ponen al servicio del milagro.

Buscar resulta entonces, un ejercicio placentero, un ritual que nos acostumbra a las polillas, al olor afiebrado de los libros y a los viejos artículos de prensa guardados con un celo desconocido; un ritual primitivo que ha permitido al hombre llegar a la luna, conquistar los espacios físicos,  incrementar su imaginación y fortalecer su voluntad de escribano y poeta de lo místico.

Buscar posibilita el encuentro con nosotros mismos, con nuestro espíritu y nuestros ojos, que son los espejos visibles de lo interno; buscar es más que una metáfora de la vida, buscar es el camino, el encuentro con la aldea perdida que se anida en la selva interior del ser, con el mundo que hemos estado buscando toda nuestra vida...