Presentación de los libros Memoria diaria de un condenado y La ciudad de los amores ajenos a cargo del poeta cartagenero Juan Carlos Céspedes, en Combarranquilla de Boston
La
verdadera historia la escriben los poetas Por Juan Carlos Céspedes Hubo una
época en que al poeta se lo consideró un ser con especiales dotes, casi como
una criatura sobrenatural. Podemos incluso inferir que los primeros brujos de
las tribus de las comunidades antiguas podían haber sido poetas por su
capacidad de creatividad. Hoy sabemos que de sus mentes luminosas florecieron
mitos que dieron lugar a religiones y que de sus epopeyas brotaron naciones
poderosas, y en ambos casos, todavía sus obras, de alguna manera, siguen
vigentes. Con el desarrollo de las ciencias y las investigaciones quedó al
descubierto el hombre detrás del poeta, pero esto no fue óbice para que
siguiéramos admirando a esos personajes maravillosos, incluso, la admiración
aumenta, pues ya no se trata de seres que reciben un singular toque mágico que
les confiere ventaja sobre sus semejantes, sino que son de carne y hueso como
nosotros. En ciertas etapas de la historia se los llamó vates por su capacidad
de adivinar, de vaticinar. Mas el tiempo se encargó de desmitificar estos
conceptos tan místicos, definiciones que obviamente no resistían el simple
análisis. Pero no sea crea que la cosa está resuelta del todo. En la actualidad
sabemos que hay personas, y es el caso de Tito Mejía Sarmiento y Pedro Conrado
Cúdriz, que sí poseen una cierta capacidad de vaticinar, no ya en el sentido de
hacer poesía como quien dice lo que va a suceder, sino como un atributo de
poder entrar con su sensibilidad en la profundidad de las cosas, de desentrañar
su esencia, su significancia, sus posibilidades. Pedro Conrado es poeta desde
su razonamiento profundo, de su visión panorámica que lo ve todo, hasta los
detalles más simples, incluso esos que los demás no vemos por ir demasiado
aprisa detrás de esa apuesta perdida en que se ha convertido la vida. Tito
Mejía es pura piel, pero no la piel del sólo erotismo, sino la piel como un
receptor de emociones y sensaciones, la piel como trampa que lo captura todo.
La ciudad lo ve, pero ojo, el poeta también ve a la ciudad y le desnuda sus
sombras, los argumentos que ella usa contra las personas que como él la viven,
la padecen y la sufren. Pedro nos da su poesía desde lo que parece un diario,
pero no nos equivoquemos, nada más lejano de la verdad. No es un diario desde el
estricto sentido que ello tiene, es un mero vestido que utiliza para llegar a
nosotros, y ya sabemos perfectamente que la poesía hace tiempo rompió el límite
de estas simplicidades. Su recorrido va desde marzo hasta octubre de lo que
podría ser el año 2004, pero que valdría también para cualquier año, pasado o
venidero, pues los hechos humanos son cíclicos y siempre aparece el mismo
hombre repitiéndose una y otra vez. Y de una cosa sí estoy convencido, y es que
los grandes poetas se caracterizan por la vigencia de sus palabras. Tito Mejía
es un poeta exuberante, de una temática amplia, que pasa del erotismo a lo
social con una facilidad pasmosa. Lo que sucede es que esa propensión que
tenemos para colocar etiquetas lo quiere encasillar en lo erótico, sin embargo
su trabajo en este libro desmiente y desvirtúa esta afirmación. El manejo de
las historias que nos cuenta a través de la poesía, nos habla de un hombre
profundamente lírico y vital, y que tiene muchas cosas que decir, porque nada
hay más lamentable que un falso poeta, domesticador de palabras, haciendo
arquitectura con su vanidad. Nos será falso, ya que detrás de sus palabras no
hay vivencia y mucho menos emoción. Es el mármol sin el cincel de Miguel Ángel
Siempre he pensado que allí donde hay un poeta, y aquí tenemos dos, y muy
buenos, hay un testigo fiel. Dicen que la historia la escriben los vencedores,
pero yo digo que la verdadera historia la escriben los poetas. Tito, querido,
Pedro, hermano mío, qué buena idea este libro estilo cara y sello que nos
habéis regalado, dos obras tan distintas, pero unidas en una sola y fundamental
característica: el respeto por la palabra. Barranquilla hoy te digo que puedes
sentirte orgullosa de estos creadores, igual para Santo Tomás, matria, como
decía Unamuno, de estos dos poetas, Yo, por mi parte, me siento complacido de
estar esta noche con ustedes y les doy las gracias por el honor de compartir
sus creaciones conmigo. Al público asistente, no duden en adquirir esta bella
obra, pues la historia de la literatura se hace de momentos como este.
En Radio Autónoma, en el programa Agenda Cultural del Caribe. Con Tito Mejía, poeta, Guillermo Mejía, director del programa, Pedro Conrado, poeta, y Raúl Correa de A. Departimos dos horas leyendo los poemas de los libros.
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